martes, 21 de octubre de 2014

Shiatsu.

Hace unos años estudié formación profesional superior, el grado de Estética y Bienestar,  y la única cosa que puedo decir que de verdad me apasiono de lo que aprendí en ese curso, fueron las terapias manuales y especialmente las de medicinas orientales.
Uno de los masajes que aprendí  y que me fascino especialmente en sus teorías y fundamentos es el Shiatsu  (Shi- dedo, Atsu-presión), como bien dice el nombre este tratamiento se establece mediante presiones con los dedos pulgares y la palma de la mano sobre determinados puntos del cuerpo.

Las terapias manuales o masajes, nunca van a curar, no es magia, ni hacen milagros, solo alivian dolencias, palían enfermedades y previene  futuros problemas.













Este masaje produce  beneficios en la médula espinal, el sistema nervioso autónomo, y los reflejos viscero-cutáneos.

Es un masaje calmado, no tan dinámico como de otros tipos y su principio es aplicar  una presión gradual en la superficie del cuerpo, de modo que penetre y flexibilice la musculatura.
Es de origen japonés y se basa en el equilibro energético de las personas. Las presiones se realizan sobre lineas energéticas o meridianos que  recorren el cuerpo, promoviendo el fluido de energía vital (ki), para aumentar la capacidad de autocuración que todos poseemos.

Por lo tanto es un masaje muy beneficioso para el organismo, pero que a diferencia de otros puede no resultar tan agradable, porque en las zonas con dolencias nos puede molestar cuando se nos realicen las presiones.
Aunque en mi caso, que yo lo he probado, la sensación posterior es tan agradable que el pequeño sufrimiento momentáneo queda totalmente superado.